Esta actividad tan inesperada fue muy divertida. Al principio, como fue en mi caso, puedes pensar ¡qué palabra más fácil me ha tocado!, pero luego te das cuenta de que no es así, porque para representarla, a parte de ponerte serio tienes que hacerlo bien y que el resto lo entienda.
Por otro lado, me he dado cuenta que cada uno ve las expresiones de diferente manera, así que también, a veces, era difícil acertar. Lo bueno, es que al tener la lista de posibles palabras, las posibilidades de confusión se quedaban muy reducidas.
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